Este proyecto consistió en la creación de un espacio moderno y diáfano en un loft del icónico edificio Flatiron, en Nueva York. La propuesta eliminó las divisiones convencionales para maximizar la fluidez y funcionalidad del espacio. Se utilizó mayormente Krion de Porcelanosa, un material innovador y versátil, que permitió generar superficies continuas con un acabado contemporáneo. El diseño busca equilibrar estética y practicidad, adaptándose al vibrante estilo de vida neoyorquino.